miércoles, 25 de marzo de 2015

Conocé Delta Terra, Reserva Natural.

Feliz bienvenida a Delta Terra.
Mi amiga Isabel (después de vivir durante más de 10 años en Barcelona y Río de Janeiro) volvió a Buenos Aires junto a su familia y en pocos meses recorrió cuanta reserva, paseo, museo y espacio cultural se escuentra en la ciudad y alrededores. Como es una de las personas con criterio estético más exquisito que conozco, cuando me recomienda algo, yo anoto sin dudarlo. Delta Terra fue una de sus recomendaciones. Hacia allí partimos hace unos días. Éramos tres amigas con hijos y amigos de edades similares y con muchas ganas de hacer un programa distinto. Nos encontramos en la estación y partimos con la Interisleña hacia el Arroyo Espera. Los chicos felices de andar en lancha colectivo y partir de expedición con lupas, mochilas y la esperanza de poder pasar un día de aventuras y hasta quizás bañarse en el río.
La lancha nos dejó en un muelle de madera y desde allí tuvimos que caminar 400 metros de expedición que nos dejaron maravilladas con sus cañaverales y puentes de madera. ¡Tanta naturaleza, tan densa y verde, y tan cerca de nuestras casas!

Sendero de cañaveral de bambú que lleva a Delta Terra.

Delta Terra es una reserva y un refugio natural. Nosotros llegamos al mediodía y almorzamos en su restaurante, La Pasionaria, a la sombra de las cañas de bambú y de las hojas inmensas de plátanos, helechos y orejas de elefante. Después partimos a hacer una caminata (los chicos portando binoculares, mapas y brújulas entregados por los encargados de la reserva) que fue un gran aprendizaje, sobre todo para mí que atormenté a preguntas al pobre guardaparques.  Aprendí, por ejemplo, que los árboles de nuez pecan fueron introducidos por Sarmiento para hacer un polo de cultivo de este tipo de nueces en el Delta, o que el ciervo rojo es una especie que vive en estas tierras y que fue devastada por el hombre, tanto que está al borde de la extinción.  Los chicos felices de ver por primera vez un coipo (un animalito muy parecido a la nutria, nativo de estas tierras) llamado "Toto" rescatado y criado en la reserva; además de los carpinchos que fueron la gran sensación.

Restaurante "La Pasionaria" en Delta Terra.
Cañas de ámbar invaden la reserva con su perfume delicioso.
Los chicos empezando la expedición.
Carpincho. Foto sacada por mi hijo Juan.
Ceibos en flor.

Los chicos, con sus largavistas, esperando ver bichos. Un poco complicado, porque escuchaban el griterío y huían despavoridos.
Una de las lagunas donde se crían los carpinchos de la Reserva.
"Ecos de Oma al Sur" se llama la intervención de la artista Antonia Guzmán, nacida en Tigre,  que es un homenaje al pintor vasco Agustín Ibarrola, que utilizó la misma técnica en un bosque de su tierra ( El bosque de Oma ) para salvarlo de ser talado. Nos explicaron que al convertirse en una obra de arte, los árboles no pueden ser talados porque la ley condena al que destruya una obra de arte.

Al final del recorrido y mientras esperábamos la Interisleña que nos llevaría de vuelta a casa, los chicos se dieron el gusto de meterse en el río.
Delta Terra queda en el arroyo Rama Negra Chico, en la Primera Sección del Delta y a 600 metros del Río Espera. Para saber más: www.deltaterra.com.ar

6 comentarios:

Unknown dijo...

¡Qué lindo parece el lugar!

Muy lindo blog!
Besos

La Cerería Felizza Anunciatta dijo...

El Delta es lo más!
Tan cerquita y tan agreste!!
Escape perfecto para fin de semana largo!!

Besos!
Maru

Ceci (koiko) dijo...

Me encantó el lugar, sobre todo estando tan cerca!
Ya lo estoy anotando en mi lista de paseos.

Besoss

culturafemenina dijo...

Quenlindo lugar...toda una experiencias. Los nenes me imagino felices con tanto descubrimiento. Gracias por compartir.
iela

Decortherapia dijo...

Hola Lola, Felizza y Ceci (Koiko) muchas gracias por dejar su comentario! La verdad es que es todo un tesoro en el Delta! Después me cuentan! Beso grande, Silvina.

Vero Palazzo dijo...

que lindo lugar! y tan cerca! no sabía que había carpinchos en el delta... me enamoré de ellos en los Esteros del Ibera. Que interesante lo de los arboles, me gusta mucho la obra de Antonia Guzman. Un beso!