Travesía por Nueva Delhi

Volar a India fue una experiencia surrealista. Desde el avión de Air India que gritaba "¡Necesito un service urgente!" hasta mi primer odisea por sus rutas y calles con un tráfico enloquecido, con bocinazos constantes y todo tipo de vehículos y personas que querían pasar al mismo tiempo, todas por el mismo lugar. Más allá de eso y a pesar de todas las advertencias de lo feo y sucio que era Delhi, yo estaba en un estado de fascinación incurable. Por primera, y quizás única, vez en mi vida estaba pisando la mítica y lejana India y quería absorver lo máximo posible de cada momento. Casi no tuve tiempo de ir a los puntos clave que van todos cuando visitan Delhi, pero hice turismo a mi manera: tratando de mirar para todos lados desde el auto y haciéndole todo tipo de preguntas a nuestro chofer, Punjab, que nos llevaba de acá para allá por el caóticas calles de esta ciudad.

En Delhi todos, los que van y los que vienen, andan por el medio de la calle. ¿Cómo se gana territorio? A puro bocinazo!

En un callejón, un hombre plancha a carbón. Las camisas, impecables.

En ese mismo callejón, un portón que me fascinó por su trabajo y su color.

Aunque las rodea la mugre y la miseria, las mujeres andan impávidas a ese entorno, siempre impecablemente vestidas con sus saris y burkas, muchos hechos con sus propias manos con las mejores sedas y gasas bordadas.

Sunder Nagar Market es un enclave de galerías de arte, anticuarios y joyerías en pleno Delhi. Ahí descubrimos este local donde compré tiradores de cajón para un escritorio de casa. Como no me podía decidir, traje uno de cada color!

Cajas de té indio, en un local delicioso de Sunder Nagar Market.