Hoy empiezo mi rutina después de una semana de descanso. Partimos hacia el interior de la Provincia de Buenos Aires a visitar amigos y llegamos hasta Santa Fé, para quedarnos unos días en el campo. Para mi espíritu inquieto y eternamente desbordado, a veces es tanto lo que hay que organizar antes de partir, que me cuesta ver esa semana de descanso como una idea prometedora. Pero de todos modos, una vez que terminé las entregas, cerré las valijas, subí al auto y empecé a alejarme de la ciudad, todas las prioridades se ordenaron y supe lo feliz y afortunada que era por poder tener estos días de sobredosis de familia, abrazos y siestas.
Estas fotos no fueron sacadas en estos días, sino a lo largo de este año: algunas en verano, otras en otoño, en otras visitas, más cortitas, a estos pagos que para mí son fascinantes. Porque cada rincón de nuestro querido país, tiene su encanto inigualable y querible. A mí, me deslumbra descubrir un puesto a un lado del camino, un árbol, solito, en medio de un maizal; los caminos de tierra y sembradíos llanos e interminables, el silencio. Acá lo comparto con ustedes. Que tengan una buena semana y los espero mañana para conocer los resultados del Sorteo Superb!
Algunos placeres que me di en estos días:
- Caminar cada mañana en soledad entre el viento y el silencio.
- Tomar jugos exprimidos de naranjas y mandarinas recién sacadas de los árboles.
- Correr las ovejas con mis hijos.
- Buscar lechuzas al atardecer.
- Leer hasta el cansancio frente a la chimenea.
- Jugar al scrabble y reír hasta llorar.
- Comer puchero y huevos bien naranjas.
- Remontar por primera vez un barrilete (regalo de mi adorada amiga Maia) con mi hijo Juan y emocionarme con su cara de triunfo cuando lo vio volar.
- No abrir la compu, ni prender la tele.
- Dormir, dormir, dormir....
Photos: Silvina Bidabehere para Decortherapia.