"Mi abuela me enseñó a tejer a los 5 años, y a partir de entonces siempre cultivé el gusto por esas tareas hogareñas sencillas, repetitivas, tal vez hasta monótonas, pero que involucran un tiempo lento, silencioso y feliz que a mi entender, hace bien al alma". Empieza a relatar Carolina Leal cuando le pregunto por el origen de Puna. Nos cuenta que es diseñadora gráfica y que la fascinación por los cactus viene desde hace años. "Mirando los cactus que viven en mi casa (los colecciono y tengo una variedad interesante) y me di cuenta que el tejido y la trama geométrica de la naturaleza de ese tipo de plantas, tienen una lógica parecida". Y así, de a poco, Carolina se fue fascinando con este trabajo paciente y detallista e hizo el primer cactus, y después el segundo y después se dió cuenta que había encontrado un proyecto apasionante.
"Me encanta llegar a casa con mis bolsas llenas de ovillos verdes de todos los tonos, grosores y texturas. Creo que poder conectarse con un material y vivir rodeado de él, de sus ritos y sus detalles, y que te guste hasta la pelusa de los retacitos, es un lujo, y que el tejer tiene que ver también con la recuperación de aquel viejo concepto de las "labores", (tan dulcemente femenino) de placeres sencillos, y objetos únicos". Así, descubro que cada cactus de Puna está hecho por las manos de Carolina. "Me encanta que cada pieza que se va a vivir a algun lado, esté hecha por mí, y creo que la gente lo nota, y por eso son objetos tan apreciados". Sí, de verdad se nota. Gracias por compartir un poco del alma de tu labor con este pequeño blog.
Photo Credits: Martín Korben para Puna.
Puna Crochet FreeStyle
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