martes, 3 de mayo de 2011

Cuentos de la selva

Las raíces del gomero del jardín avanzan sin tregua e invaden el jardín. Junto al gomero una escultura del sagrado corazón para ahuyentar los malos espíritus.
Hace unos meses partimos con un equipo de Living hacia uno de los destinos más fascinantes que conocí en mis años de trabajo en la revista: la densa y bellísima provincia de Misiones. La primer entrega de esta serie de notas es la casa de Socorro Barreyro, una mujer que cambió su labor de abogada en Buenos Aires por la de jardinería apasionada en su estancia escondida en las afueras de Posadas, "Los Yatay". 
Con Socorro pasamos un día de trabajo soñado, recorriendo el monte selvático que rodea la casa, escuchando historias de pioneros y legado familiar, y admirando plantas exóticas que crecen en cada rincón del jardín. Mientras nosotros armábamos cada toma, ella nos convidaba miel de yateí y nos preparaba inolvidables caipiroshkas con limas de su jardín. Estar un sólo día en Yatay nos dejó con sabor a poco y muchas ganas de volver. A veces la medida del tiempo es extraña, porque si bien estuvimos con Socorro un sólo día, en la partida parecía que nos despedíamos de una amiga entrañable, que habíamos conocido desde siempre.
El frente de los Yatay. Cada lado de esta casa Mecano traída de Europa hace casi un siglo, está pintada de un color diferente.

Esta foto me delata: la mano que agarra tan amigablemente el vaso de caipiroshka es la mía! Alrededor una picada gloriosa para levantar el ánimo y apalear el calor.
La aristolochia elegans o grandis, una de las flores más extrañas jamás vista en mi vida. Era inmensa y colgaba como una glicina. 
Misiones es tierra de mariposas: acá una de las miles de fotos que saqué de ellas durante el viaje.
 Cuando salió la revista a principios de abril, Socorro me escribió contándome una anécdota que hacía referencia al título de la nota, que yo había elegido en homenaje a los cuentos de Horacio Quiroga.
"Mi abuelo una vez trabajaba en medio del monte. Él coleccionaba insectos en Bella Vista, donde tenia sus plantaciones de citrus. En eso, se acercó un tipo barbudo con mal aspecto... El abuelo,
muy alemán , de reojo le dijo:  "No tengo trabajo", antes de que el hombre
dijera nada . Ese hombre era Horacio Quiroga, que quería saber quién 
le hacía esos overoles llenos de bolsillos donde llevaba
sus lupas, sus pinzas, sus herramientas. Después de una largas charlas se hicieron 
amigos". 

En la galería, una maceta hecha con cañas (obra de Socorro), y su planta con una flor extraña pero conquistadora que crece en los jardines de Yatay.

Desde hace algunos meses y por insistencia de sus amigos (que le decían que una tan buena anfitriona no podía quedar oculta en la selva), Yatay recibe huéspedes que quieran pasar un par de días disfrutando de esta increíble estancia y sus jardines. Para organizar la visita, sólo tienen que contactarse con Socorro.

Los Yatay
Socorro Barreyro
mariabvz@hotmail.com

Photo Credits: Javier Csecs para Revista Living & Silvina Bidabehere para Decortherapia.
Interior Stylist: Silvina Bidabehere.

6 comentarios:

Andrea dijo...

Disfruté muchísimo leyendo la nota en Living.
Ahora vuelvo a saborear ese lugar tan mágico desde este lindísimo post.
Un placer conocer la maravillosa estancia Los Yatay y su no menos espectacular entorno!

Hello Matilda! dijo...

Compré la revista y lei la nota, realmente me encantó!

Oltra Bitácora dijo...

Colonial e inspirador, me ha parecido una verdadera delicia!!Me lo apunto!!

® Danila dijo...

quede enamorada, (enamoradiiiiiiiiiiiiiiiiisima!) de este lugar! gran nota, grandes fotos!
felicitaciones!

Laboratorio de Objetos dijo...

Todo un hallazgo, espacio mágico!!

eli dijo...

qué lugar tan inspirador! qué hermosas fotos y qué genial la anécdota del abuelo de Socorro con Quiroga!