Qué maldad eso de ir a comer a un lugar fascinante y descubrir los placeres de la buena comida. A uno se le suben los aires y después no te arreglan con cualquier cosa. Eso pensé el día que fuimos con mi marido a conocer
Sipán. Le dije: ¡Esto sí que es comer rico!
Lo mejor de todo, quizás, es descubrir sabores que te hacen suspirar y sentir que se expanden un poquito los sentidos y el espíritu, enriquecido con eso de probar algo nuevo y desconocido. Yo creo que es otro modo de viajar.
La historia fue así: veníamos con muchas corridas pre comienzo de clases y laborales; y decidimos hacer un parate y tomarnos un respiro, chiquito, pero respiro al fin. Dejamos los chicos a dormir en lo de mamá y nos fuimos de viaje a Palermo. Sí, una noche en un hotel boutique (que ya les contaré en un próximo post), acompañada de una salida especial a comer afuera (cosa que no hacemos tan a menudo como nos gustaría). Por veinticuatro horas me olvidé de etiquetar cuadernos, contestar mails y planear notas. Respiré.
En Sipán nos dimos, literalmente, una panzada. Así que pensé que si algún día quieren sorprender a alguien, este podría ser un buen dato. Yo recomiendo el pulpo al olivo, ceviche sipán y chaufa de langostinos. Y, pisco, mucho pisco. No van a probar otro más rico. Qué tengan un lindo fin de semana!
Sipán, Cevichería Peruana.
Uriarte 1648, Palermo.
Reservas: 4833-9383.