Por primera vez, tengo una columnista invitada en Decortherapia. Se trata de mi hermana Male, que vive hace tres años en Londres y que desde que tengo memoria es una tratamundos de alma y corazón. Siemre supuse que más allá de lo laboral, eligió Londres como destino porque sintió que desde allí se le abrirían las puertas del mundo. Y no se conforma con las clásicas ciudades: busca los mundos secretos y los rincones que no figuran en las guías de viaje. Gracias a ella, me entero que existen pueblitos perdidos en el mapa y playas que nunca antes oí nombrar (En estos días está en Dubrovnik, Croacia). Cuando me mandó fotos sobre Dunster, me puse en marcha y le hice una invitación formal: dejar el mundo de las campañas publicitarias por un ratito (donde trabaja hace años) y escribir una columna para mi blog. Por suerte, aceptó. Aquí está su nota. Me alegra mucho compartirla con ustedes. Especialmente con aquellos que están planeando un viaje o que sueñan con viajar algún día o que viajan en los sueños. ¡Espero que la disfruten y que esta crónica los haga volar un ratito muy lejos de su escritorio!
Cuando visité Londres por
primera vez a mis diecisiete fue amor a primera vista.
Quizás, porque soñaba con vivir
en una tierra invadida de cultura y oportunidades de todo tipo, que me
ayudarían a descubrir mi verdadera vocación. Tal vez, porque me inundaba una obsesión de vivir experiencias nuevas, viajar constantemente, sin parar, sin repetición.
Pero hoy después de tres años y con la ciudad como algo cotidiano, a veces, necesito escaparme. Así que los fines de semana largos (y
los no tanto) recorro alguna ciudad o pueblo de Europa o tomo un tren hacia
el "countryside" inglés y pretendo ser la heroína de alguna novela de
Jane Austen.
Uno de esos fines de semana llegue
por casualidad a Dunster, en medio de Parque Nacional de Exmoor.
Por qué lo recomiendo: Dunster no está en los clásicos
recorridos recomendados por las guías turísticas (como los Costwolds). Lo más
increíble para mí fue llegar sin esperar nada y encontrarme con esa belleza tan
característica de los pueblos de campo ingleses: "cottages"
con techos de paja, empedrados de piedras redonditas "cobblestones”,
el típico arroyo con puentecitos, los jardines de flores silvestres y
tulipanes, los valles verdes alrededor… Y además, cafecitos, galerías de arte, tienditas
deco y el típico "bookshop" de libros usados que para mí es como el
paraíso mismo.
NOTA: Como no queda tan
cerca de Londres, recomiendo tomarse dos o tres días para recorrerlo y vivir la
experiencia a pleno.
Lo mejor: Salir a caminar por los foot
paths (senderos rurales), que te llevan al Exmoor Park e intentar perderse
a lo "Wuthering Heights" (el clásico de Emily Brontë). También, los senderos junto al canal del Water Mill (molino
de agua) y la vista espectacular de los jardines del castillo. No hace falta
pagar entrada. Solo vayan después de las 5 pm cuando el paso es libre.
Donde comer y dormir.
The Stags, ideal para comer (también es un B&B por £75 la noche en una doble).
Forrester Arms, es el pub
y que tiene cuartos por £40.
Tomar el té en el tearoom
del Water Mill que tiene un jardín de no creer o el patio de flores de la
librería.
Cómo llegar. Tomar el tren hasta Taunton y bus desde ahí (1 hora ) a Dunster. Sino, lo
más simple es alquilar un auto por unos días, y de paso recorrer toda la costa
de Somerset y North Devon.
Recorridos por la zona: Lo ideal es ir hasta Bristol y de ahí hacia Dunster. Desde allí, por la
ruta que bordea el mar se llega a Lynton & Lymouth, que tienen de esas
vistas impresionantes de acantilados al mar. Después, pasar por Croyde, un
pueblito surfero con mucha onda, y de ahí al pueblito típico de postal de la
zona: Clovelly. Como son villages, se
los puede recorrer en una tarde, pero si quieren hacer un par de caminatas por
el parque Exmoor vale la pena quedarse un día entero.
To read the full english version please visit
my blog: travellingchicas.blogspot.com
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